A la conquista del Teatre El Jardí: ni el almogávar Roger de Flor lo hubiese hecho mejor. Una programación formada por el auténtico recital de comedia física de Eric Koller, los malabarismos verbales de Godoy, la poesía de Alba Sarraute y Toti Toronell, los excelentes espectáculos de Los Gingers y Comediants y el magnetismo incomprensible del gran Chiquito de la Calzada.
El público se bolcó en el festival. Los payasos de Aga-boom que habían hecho célebres un par de espectáculos de El Cirque du Soleil triunfaron con su fiesta del papel. Pero también los increíbles mimos Joseph Collard y Paul Wildbaum, las vedettes de la Sala Apolo y Reugenio, el brillante imitador del mítico humorista Eugeni Jofra. El Teatre Jardí se vistió de cabaré por vez primera y dejó a todos boquiabiertos. El mejor humor del mundo, elegantemente presentado.
Nacía el Festival Còmic. Eran días felices. Una vela de circo al medio del Parc-bosc de Figueres, la burbuja inmobiliaria a punto de estallar y Les Bubb, Leo Bassi, Capa i Espasa, Jango Edwards, Yves Lebreton, Pepa Plana y The Chanclettes haciendo de las suyas en el escenario. Oh, mon Dieu, mon Dieu...! Ah, y rueda de prensa improvisada de Leo Bassi para aclarar que el su personaje de Santo Padre era más bueno y honesto que la mayoría de integristas católicos que lo cuestionaban.
Artistas de primera división en la periferia de Figueres: paradojas de la crisis. Cuando todo parecía definitivo un descalabro presupuestario en el Ayuntamiento relegó el festival al Molí de l'Anguila. The Umbilical Brothers, Avner The Eccentric, Los Dos Los, Gardi Hutter y Orphéon Célesta en una sala polivalente gestionada por la Casa de Andalucía. Artistas de Broadway y el West End en un campo de fútbol de regional. Pero el público disfrutó, que es de lo que se trataba.
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